viernes, 26 de julio de 2013

Green tears.

Mis ganas de apartarme de lo humano y de lo conocido me llevó a aquel lugar escondido de la reserva. Sólo se oía el murmullo de la fría agua que bajaba de la sierra y el chapoteo del barro bajo mis pies. La humedad ayudaba a soportar el calor sofocante. Me senté en una piedra justo al lado de la pequeña cascada y cerré los ojos. Me sentía maravillosamente bien... Aunque no sé qué me hizo separar los párpados levantarme y acercarme a aquél tronco apenas unos segundos después. Su corteza era suave y se veían algunas pequeñas hormigas corretear por sus poros. Entonces, automáticamente, dejé de acariciar aquel árbol y lo abracé. No lo pensé, me daba igual que tuviese hormigas, arañas o vete tú a saber qué bichos más. De repente, empezó a formarse un nudo asfixiante en mi garganta, como si hubiese pasado algo horrible... o maravilloso.
Volví al merendero secándome las lágrimas y dando las gracias, aunque no sé exactamente a qué o a quién.

No hay comentarios:

Publicar un comentario